Luz Berenice hizo la propuesta: “¿Y por qué no vamos al Parque John Lennon?” Andreína y yo nos miramos. Sonreímos. La propuesta sonaba bonita.
“Pues vamos”, dijimos sin tapujos. De esta manera emprendimos uno de los recorridos más hermosos y reveladores que hicimos en La Habana.
“Pues vamos”, dijimos sin tapujos. De esta manera emprendimos uno de los recorridos más hermosos y reveladores que hicimos en La Habana.
Estábamos en la popular heladería Coppelia, situada en la concurrida esquina de la avenida 23 con calle L de la capital cubana. Poco antes el resto del grupo de venezolanos con el que habíamos viajado a la isla se nos extravió.
Este parque fue inaugurado el 8 de diciembre del 2000, en homenaje a los 20 años del vil asesinato del famoso integrante del controvertido cuarteto inglés de los años 60: Los Beatles.
Un grupo que marcó a más de una generación, incluida la nuestra, que nació precisamente en los años 60, década de cambios fundamentales en el siglo XX.“El parque está lejos… como a 10 cuadras o más”, nos advirtió el buen habanero. Además, era cerca de las 6:00 de la tarde. En poco tiempo comenzaría a anochecer y probablemente no podríamos observar con detalles la singular escultura.
Una obra de arte del tamaño natural del emblemático músico inglés, realizada por el escultor cubano José Villa. Un monumento de bronce con la imagen completa de John Lennon, sentado apaciblemente sobre una banca de hierro en el parque que lleva su mismo nombre, en la famosa urbanización Vedado de La Habana
.
“No importa que quede lejos, nosotros vamos para allá…”, dijo Luz. Ese día no solamente caminamos buena parte de la avenida 23. Tuvimos la oportunidad de conocer La Habana y su gente.
Observamos la mujer y el hombre de la calle. Hablamos con jóvenes en un parque. Nos tomamos una cerveza Bucanera en una bodega, mientras hablábamos sobre la vida cotidiana de La Habana con el hombre y la mujer encargados de la tienda.
Todavía nos quedaba un trecho largo para llegar al parque, según nos decía la gente. Mientras caminábamos observábamos a los niños y las niñas.
A los jóvenes jugando en las plazas, soñando en las esquinas, caminando la tarde apacible y serena, como casi todas las calles y avenidas de esta ciudad del Caribe.
Una urbe sin prisa, sin el estrés al que estamos acostumbrados en otras ciudades latinoamericanas. Una gran ciudad con sus avenidas amplias, como la 23.
Unas calles y avenidas con sus espectaculares carros de los años 50, de la época del dictador Fulgencio Batista, y sus pequeños carros Lada de la otrora época soviética, rodando por cualquier rincón de La Habana.
Luego de caminar tanto, cuales soñadores de la vida cotidiana, estábamos ya cerca de la calle 17 entre las 6 y 8 de El Vedado, cuando volvimos a preguntar por la ubicación del parque.
“Allí está… es aquel”, nos dijo un vigilante de un local nocturno ubicado diagonal a la plaza. Efectivamente allí en la entrada del parque nos esperaba el famoso hombre.
A él nos aproximamos. Como hacen las decenas de turistas que se acercan nos sentamos a su lado y lo observamos largamente. Andreína colocó su cabeza sobre el brazo izquierdo de Lennon, como lo hace cuando está enamorada. Así se hizo su foto.
Luz Berenice lo abrazó para la siguiente gráfica y yo le di otro abrazo y coloqué posición de estar conversando con él, como lo hacen muchos visitantes para la foto de su particular posteridad.
Hablamos sobre la obra con un habanero que estaba sentado en la banca antes de que nosotros llegáramos. Nos contó varias anécdotas.
Por lo menos la de que días después de la inauguración de la obra los lentes que llevaba el monumento fueron hurtados por un desconocido.
Como si se tratara de un mal que lo persigue hasta más allá de la muerte, no bastó que un loco le quitara la vida aquel trágico 8 de diciembre de 1980, otro desquiciado se llevó sus primeros lentes de la escultura que lo inmortaliza en este bonito rincón del país antillano.
Antes de irnos descubrimos una inscripción colocada en el piso, al frente del monumento, que decía: "Dirás que soy un soñador, pero no soy el único", tal cual lo indica una parte de la canción Imagine.
Los tres nos miramos y sonreíamos. Había que estar bien loco para caminar tanto, para poder llegar a este parque, pero valía la pena haberlo hecho para conocer este lugar, donde se encuentra la escultura de un gran hombre que simbolizó la rebeldía en contra de todas las prohibiciones.
A la música rock, a la minifalda, a las melenas… así como igualmente reivindicó la idea a seguir soñando con un mundo libre y en paz. Para nosotros caminar tanto para conocer el parque Lennon de La Habana significaba precisamente eso: seguir soñando a la aspiración de un mundo cada vez más libre, más justo y más humano.
Hablamos sobre la obra con un habanero que estaba sentado en la banca antes de que nosotros llegáramos. Nos contó varias anécdotas.
Por lo menos la de que días después de la inauguración de la obra los lentes que llevaba el monumento fueron hurtados por un desconocido.
Como si se tratara de un mal que lo persigue hasta más allá de la muerte, no bastó que un loco le quitara la vida aquel trágico 8 de diciembre de 1980, otro desquiciado se llevó sus primeros lentes de la escultura que lo inmortaliza en este bonito rincón del país antillano.
Antes de irnos descubrimos una inscripción colocada en el piso, al frente del monumento, que decía: "Dirás que soy un soñador, pero no soy el único", tal cual lo indica una parte de la canción Imagine.
Los tres nos miramos y sonreíamos. Había que estar bien loco para caminar tanto, para poder llegar a este parque, pero valía la pena haberlo hecho para conocer este lugar, donde se encuentra la escultura de un gran hombre que simbolizó la rebeldía en contra de todas las prohibiciones.
A la música rock, a la minifalda, a las melenas… así como igualmente reivindicó la idea a seguir soñando con un mundo libre y en paz. Para nosotros caminar tanto para conocer el parque Lennon de La Habana significaba precisamente eso: seguir soñando a la aspiración de un mundo cada vez más libre, más justo y más humano.
Félix Gutiérrez
10 comentarios:
Hooola Felix; gusto saludarte, gracias por compartir tu experiencia en este interesante recorrido, a través de una crónica que me ayudo a recrear una ciudad que no he visitado aún y que luego de leer tu trabajo quisiera conocer... saludos
Gracias, amiga, por tu comentario. Cuba es un país maravilloso. La Habana es una ciudad delirante. Haz el esfuerzo por conocerla. Te va a fascinar. Un abrazo para todos los buenos amigos y las buenas amigas de Maracaibo. A finales de diciembre nos vemos por allá.
Félix como estas, que agradable forma de compartir la experiencia de conocer sitios, personajes y situaciones. Mas aun de la manera tan fresca y amena en que deasarrollas estos trabajos.
Si para conocer hay que caminar, se buscara la ruta donde el contacto con la gente enriquezca la experiencia, con sus aportes y matices particulares, luego se descansara recreando lo vivido.
Alli esta Lennon todavia recibiendo visitantes, tantos como quepan en la banca del parque de La Habana.
Gracias por tus comentarios llenos de afecto, Gustavo. Es cierto, lo que dices. Se puede llegar más lejos caminando que andando en carro. Claro que el carro te ayuda a llegar más rápido, pero quizas llegar más rápido, a veces, no es el mejor aprendizaje, no es lo más apropiado. Un abrazo.
Qué grato leer este trabajo, encantador por demás tu fresca narrativa, me hizo viajar y caminar con ustedes por las calles de La Habana, ciudad que aún no conozco. La primera gran sorpresa fue ver a Luz Bere en la fotografía y saber que estuvo contigo en esa aventura. Me alegra mucho, a élla hace muchísimo tiempo que no la veo, pero al verla al instante me invadieron innumerables recuerdos compartidos cargados de afecto. Por otra parte, esa visita realmente era obligatoria; de Lennon tenemos historias,canciones inolvidables, sueños compartidos y muchos recuerdos de una niñez y adolescencia profundamente feliz. A él agradezco ese legado y a ti la posibilidad de revivirlo. Mil gracias. Saludos amigo...
Gracias por tu comentario, Yeni.
Un mensaje muy lindo, cargado de afecto, aprecio y estímulo. Aunque no viene al caso déjame decirte que me gustó mucho reencontrarme contigo en el aeropuerto de Barquisimeto. A mí que me encanta el tema de la memoria y la nostalgia. Además, no cambias, ni física ni espiritualmente. Me fascina ese tipo de gente, con personalidad bien definida. Esa es la tuya. Por ota parte,te digo como todo aquel y aquella buena y buen amigo que puedo: haz el esfuerzo por conocer ese país. Te va a gustar. A luz Berenice la conocí, precisamente, en ese viaje. Es una muy buena amiga ahora. Te reitero mis agradecimientos por tus hermosos comentarios. Un abrazo. Nota: Sé que tengo un asunto pendiente contigo: el telófono de Yami, pero de verdad al que le he preguntado no me ha sabido dar respuesta. Además, lo reconozco, soy un poco malo para esos encargos, pero de que te lo cumplo te lo cumplo. De seguro que voy a Nueva York y me la consigo allá... jajaja... Así pasa.
Sabes Felix como narradora te digo que no es fácil escribir un relato, en tu caso una anécdota. Hace falta, alegría por la vida cotidiana y un conocimiento de las letras, que tu tienes a flor de piel. Conociendo a los implicados en la historia, lo disposicionera (que diría mi abuela), que es Luz Berenice, esa aventura al Parque es el pan nuestro de cada día. Emprender una aventura en un país donde estamos como turistas no es cualquier cosa, es el amor y la identificación con un estilo de vida y una ideología que nos mueve, que guía nuestros pasos hasta lograr lo anhelado. Felicidades.
CARLOS RICARDO CISTERNA
Este hombre ícono de la canción necesaria y que desde hace más de 40 años lleva adelante el programa Latinoamérica, al leer el artículo comentó:
"Que bueno... eso lo hace posible tener mucho amor por la humanidad, Lennon era un iluminado y eso hizo que los enemigos de los pueblos lo adversaran. Te felicito Félix pues nos interpretástes" Carlos Ricardo 18-12-2010.
Es cierto, Noli, pero te cuento que en mi caso me sale más la narración que la poesía. La poesía sí me cuesta (aunque la narración también tenga poesía y a veces más poesía que algunos intentos de este maravilloso género ejercido por Neruda y otros grandes poetas). La narración me fluye más rápido con todo y sus complicaciones. Me encanta eso, hablar de la vida cotidiana que muchas veces ignoramos por los grandes evento. A veces lo cotidiano es un gran evento. Gracias por tu comentario mi buena e inteligente amiga. Un abrazo.
Todo un honor para mí que Carlos Ricardo Cisterna, el más consecuente difusor de la música latinoamericana que conozca, de buena música internacional, dedique unas palabras a algo que haya escrito, como es este el caso. Muy agradecido Carlos Ricardo por tus comentarios. Un abrazo.
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