lunes, 25 de agosto de 2014

Crónicas urbanas/historias minúsculas DÍA DEL ESTILISTA (A Clara, Gloria e Ismenia. Con el afecto de siempre)

MI RELACIÓN con las peluqueras se parece mucho a las relaciones sentimentales. Desde los 10 años de edad me corto el cabello con Clara, una hermosa peluquera que trabajaba en un local vecino de mi antigua casa barquisimetana de la carrera 16 con avenida Vargas de Barquisimeto. Clara se independizó con los años, abrió su propio local y yo la seguí con lealtad amorosa.

Clara ha tenido una larga relacion sentimental de 35 años conmigo y mi cabello. Cuando lo he tenido corto, cuando lo he tenido largo, cuando lo he tenido rapado, cuando lo he tenido crespo, cuando lo he tenido rizado. En cada una de estas etapas Clara ha estado allí con sus manos, con sus tijeras, con sus máquinas, con sus cremas, pero sobre todo con su gran amor.
Como en las relaciones sentimentales en esos 35 años tuve una que otra aventura amorosa, sin mayor trascendencia sentimental. Por vivir fuera de la ciudad o por cualquier otra circunstancia. Digamos que fueron relaciones de paso. Aunque con alguna estuve más tiempo que con otra fueron relaciones sin mayor trascendencia afectiva . Clara ha sabido pasar la página de cada una de estas aventuras y siempre ha sabido recibirme, una vez más en sus brazos, con sus manos, con sus dedos, con sus tijeras, con sus cremas, con su sonrisa y con sus delicias de peluquera.

Las relaciones sentimentales son complejas. Aunque un matrimonio tenga 35 años o más de existencia, este puede acabar en cualquier.momento. Así son los matrimonios. Cuando el amor que lo alimenta no se cultiva a diario este termina tarde o temprano. No sé quién abandonó a quién. Si Clara a mí o yo a ella. Lo cierto es que apareció Ismenia. Ella presta su servicio de peluquería a domicilio y siempre va a mi casa materna acortar el cabello a mi hermana, a mi sobrina, a mi mamá y a todo aquel que se acerca por la casa cuando ella está presente.

Con Ismenia tengo, ahora, una relación que trasciende la aventura amorosa. Ella, al igual que Clara, me consiente, me complace en cada una de mis demandas de amor. Ismenia es diferente a Clara. Isme, como le decimos en la casa, es un poco más celosa que Clara, pero ambas son muy buenas con sus dedos, con sus tijeras, con sus deliciosas cremas.

Puede que suene egoista y seguro machista, como la canción del grupo Un sólo pueblo que se titula Quién ha visto un negro como yo, pero así me siento. Un negro consentido por dos grandes profesionales estilistas. Las dos se desviven por mi para que parezca un gran señor. Una me acomoda el corbartín y la otra me refila el pantalón, que dice la canción del compositor venezolano Jesús Rosas Marcano cantada por Francisco Pacheco.
Revisando la efeméride del presente lunes me he enterado que este 25 de agosto es el Día de la Peluquera, y del peluquero también. Por esa razón he querido contar esta breve historia de afecto y respeto. Para desearle a Clara, Ismenia, Gloria, Magaly, Leonor, Marisela, Yanis y a todos aquellos hombres, mujeres y transgéneros que conozco y que cortan, que pinta, que embellecen a hombres y a mujeres diariamente con arte y estilo, un Feliz Día del trabajador y la trabajadora del cabello y de la belleza corporal en general. Es decir, a los peluqueros y a las peluqueras. Transmito a todos ellos y a todas ellas mi gratitud y mi respeto por su trabajo.

Félix Gutiérrez Periodista, cronista, locutor y poeta. Cinéfilo, melómano. Amante de las ciudades y de su gente

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